dimecres, de setembre 16, 2009

Intervención en la Comisión para la Unión Europea


Intervención referente a la Proposición no de Ley sobre Melilla, punto de encuentro de alianza de civilizaciones y de cooperación para la seguridad y el desarrollo, durante el semestre de la presidencia española de la unión europea.


"Quiero empezar destacando la oportunidad y lo adecuado que nos parece en el Grupo Parlamentario Socialista la presentación de la proposición no de ley por parte de Izquierda Unida. Tuve la oportunidad de conocer bien Melilla, conjuntamente con otros compañeros de esta Cámara —fuimos un grupo de diputados, en el marco de unas jornadas organizadas por el Partido Socialista, que se titulaban Comprometidos con Melilla— y pudimos conocer mucho mejor una realidad que ciertamente nos queda lejos geográficamente pero no así desde el punto de vista político ni desde el punto de vista del compromiso que sentimos con la ciudad autónoma de Melilla. Una de las cosas más palpables precisamente de este viaje —además, evidentemente, de las joyas arquitectónicas modernistas de las que goza la ciudad de Melilla— fue precisamente cómo la realidad de allí nos muestra una tierra que es encrucijada de culturas, de civilizaciones, de lenguas distintas, de tradiciones distintas, y cómo la convivencia con todas esas diferencias es posible. Sin duda, ya se ha dicho aquí, uno de los retos del siglo XXI va a ser la gestión de la complejidad, la gestión de la diferencia, la gestión de la diversidad. Intentar homogeneizar el mundo es y va a ser imposible, no solo porque no tengamos voluntad nosotros de que sea así, sino porque va a ser materialmente imposible. Además, a nosotros nos parece profundamente empobrecedor y conservador. Solo el miedo al diferente nos conduce precisamente a intentar combatirlo, a identificarlo como un problema, como un enemigo, y nos parece que ese enfoque es errático. En un mundo global como en el que estamos, la apuesta por el respeto a la diferencia es un elemento fundamental precisamente para evitar nuevos conflictos, pero no solo para eso sino también para resolver los conflictos existentes, enquistados. Y esta es la apuesta que hemos realizado desde el Gobierno.

La portavoz del Grupo Popular decía que, frente a las dificultades, la solución es el choque de las civilizaciones. Nuestro enfoque es distinto, completamente distinto. El choque de las civilizaciones es una posición determinista, es una posición de resignación. Hay diferencias, son irreconciliables, por tanto, inevitablemente vamos a un choque de civilizaciones. Nosotros pensamos todo lo contrario. Evidentemente, las diferencias y el poder convivir en esa diferencia no está exento de dificultades, pero apostamos por el diálogo, por la alianza, por el trabajo, por intentar construir elementos en común entre las civilizaciones. Desde esta concepción, el presidente del Gobierno lanzó en la anterior legislatura un concepto, que ya ha salido en el debate de hoy, que pretende precisamente poner las bases de relación entre los países, unas nuevas bases distintas: el concepto de la Alianza de Civilizaciones. Desde nuestro punto de vista, muchas son las organizaciones internacionales que han trabajado de hecho a lo largo de la historia en esta misma dirección —pensemos, por ejemplo, en Naciones Unidas o en la propia Unesco—, haciendo que el conocimiento cultural, que el conocimiento étnico, que el conocimiento religioso, lingüístico, ayudara precisamente al entendimiento mutuo, al respeto y a la paz entre los países y entre las civilizaciones. Con la propuesta del Gobierno de España de la Alianza de Civilizaciones no se proponía tan solo un mero diálogo entre las civilizaciones, sino un compromiso activo, esto es, una acción frente a la intolerancia, frente al radicalismo, frente al fundamentalismo, y, al mismo tiempo, una acción por el reconocimiento, por el respeto y el encuentro y la paz. Lo podríamos resumir en dos premisas fundamentales que de hecho pronunciamos poco en política y que en abstracto podríamos formular de la siguiente manera: por un lado, centrarse en las similitudes, en lo que compartimos, más que en las diferencias o en los conflictos, y, por otro, pensar en todo lo que podemos aprender del otro. Tener claro por tanto que es una relación bidireccional, no solo de aportación al otro para que el otro aprenda como sujeto pasivo, sino que nosotros también tenemos mucho que aprender y los otros por tanto tienen mucho que aportar. Así, la Ciudad Autónoma de Melilla, desde nuestro punto de vista, y por eso nos parece adecuada la proposición no de ley, puede representar muy bien estos valores de convivencia y de entendimiento. Geográficamente, la ciudad está en el continente africano, haciendo por tanto frontera con un país musulmán, como todos sabemos, con otras religiones, con otras costumbres, otras culturas, otras lenguas. El punto primero de la proposición no de ley nos parece adecuado puesto que es, de manera singular, una muy buena representación de la diversidad cultural mediterránea, como ya se ha dicho en esta Comisión. Respecto al segundo punto, el Grupo Parlamentario Socialista ha presentado una enmienda de modificación, ya que la redacción inicial nos parece poco viable. La referencia al Comité Político y de Seguridad, que es un organismo que depende del Consejo de la Unión Europea y del que es órgano preparatorio, de acuerdo con el reglamento del Consejo, debe reunirse imperativamente en Bruselas; por eso nos parece complicado que sea precisamente este comité, esta reunión, la que se traslade a Melilla. Además de esta argumentación jurídica, que desde nuestro punto de vista zanjaría la cuestión de alguna manera, no nos parece tampoco razonable plantear que el Comité Político y de Seguridad, por una cuestión operativa, logística, se traslade, teniendo en cuenta que se reúne al menos dos veces por semana, a una ciudad distinta a la de Bruselas. En cambio, parece que sí que podría ser pertinente apostar por hacer más presente a Melilla en la actividad de la Unión Europea y sobre todo que los países miembros tomen mayor conciencia de este territorio. Así, nuestra enmienda insta al Gobierno a que, durante la Presidencia europea, se trabaje para que Melilla sea punto de encuentro para la celebración de foros de debate o seminarios en el ámbito de la cooperación de la Unión Europea. La Presidencia española puede ser un buen momento, una oportunidad, para que la ciudad de Melilla se erija como un exponente claro de un territorio crisol, de encrucijada, de confluencia de civilizaciones y por tanto una buena muestra de convivencia.

Quiero finalmente hacer referencia a la enmienda del Grupo Popular. Si Izquierda Unida aceptara la enmienda del Grupo Popular, nosotros no tenemos inconveniente en continuar votando la proposición no de ley, pero no estamos de acuerdo con que la situación de Ceuta y de Melilla sea absolutamente idéntica. Es verdad que las dos ciudades se encuentran en territorio africano, es verdad que están más allá del Estrecho y eso las une, pero también es verdad que Melilla tiene una lejanía mucho mayor, tiene unos problemas de comunicación mucho más importantes y además tiene una aduana, cosa que hace que tenga unas características particulares; de ahí la intencionalidad política, nuestra apuesta política. Y por eso nos parece especialmente adecuada esta proposición no de ley del Grupo de Izquierda Unida, que centraríamos en la ciudad de Melilla. No tenemos inconveniente en seguir votando la proposición no de ley, si el grupo proponente aceptara la enmienda del Partido Popular, y desde luego, evidentemente, estamos dispuestos, y así lo haremos, a presentar nuevas iniciativas en esta Comisión, nuevas proposiciones no de ley, que incluyan a la ciudad de Ceuta, así como a apoyar aquellas iniciativas que vayan en esta misma dirección."