dilluns, de juny 11, 2012

Intervención Congreso de los Diputados - Proposición no de Ley sobre el reconocimiento del genocidio armenio.




Armenia, después de una historia convulsa durante todo el siglo xx, en estos momentos y desde hace un tiempo ya intenta consolidarse como un Estado democrático creando las estructuras políticas, jurídicas, económicas y sociales propias de una sociedad moderna, pero los problemas siguen siendo muchos, continúa teniendo muchos problemas internos en todos los ámbitos: en el ámbito institucional político, en el económico, de déficit y garantías democráticas, problemas propios precisamente de un país que está construyendo su propia identidad y su propia transición hacia la construcción de ese Estado de derecho tan necesario para el desarrollo de cualquier país. Y también tiene problemas externos, con diversos conflictos abiertos: inexistencia de relaciones exteriores con Turquía —y este es un poco el objeto de la proposición no de ley precisamente—, la guerra enquistada en Nagorno-Karabaj, con el consiguiente enfrentamiento con su vecino Azerbaiyán, que provocan y suponen una gran inestabilidad en el país y una gran pérdida de oportunidades económicas para toda la región, y que suponen añadir más dificultades a esas dificultades internas que anunciábamos en un primer momento. Esa es la realidad actual, esa es la realidad con la que nos encontramos en estos momentos.

Sobre la propuesta que hoy nos trae el Grupo Mixto para que aprobemos en la Comisión de Exteriores de esta Cámara, creemos que sería mucho más útil trabajar en dos direcciones. En primer lugar, precisamente porque existen todas las dificultades actuales citadas que hacen difícil el desarrollo de Armenia como Estado y de sus avances en democracia, y puesto que se produjo recientemente precisamente la apertura de la embajada de Armenia en Madrid, que ha permitido fortalecer y estrechar las relaciones bilaterales, pensamos que es más útil trabajar en profundizar en estas relaciones bilaterales. Cómo? En primer lugar, intensificando los contactos técnicos y políticos entre los dos países, proponiendo para empezar iniciar contactos entre altos funcionarios. En ese sentido creemos que la Administración pública española podría colaborar en los sectores en los que goza de probada experiencia, como puede ser la Hacienda pública o el control fronterizo y aduanero, los servicios de emergencia, el turismo, etcétera.

En segundo lugar, pensamos que España y Armenia podrían intensificar las relaciones económicas. El primer paso lo dimos ya con la firma del convenio para evitar la doble imposición y estamos convencidos de que el volumen de intercambios actual no responde al potencial de nuestro país. Así, deberíamos favorecer algún proyecto de inversión española en Armenia que actuase un poco de faro para atraer otras inversiones futuras. La presencia empresarial española en Armenia es muy pequeña y es preciso fomentar los contactos empresariales para identificar los campos en los que pueden existir oportunidades mutuas de negocio. Hay sectores en los que las empresas españolas son punteras a nivel mundial, como en el caso de las infraestructuras, de la construcción, en materia energética, energía en general y también energía renovable, telecomunicaciones, tratamiento de aguas y residuos, etcétera, y la coyuntura económica actual precisamente puede ser una oportunidad para hacer un esfuerzo en esta dirección y el Gobierno podría aprovechar y actuar como facilitador para la externalización de nuestras empresas. Aquí es donde el Gobierno debería concentrar sus esfuerzos en esa relación que decía España-Armenia.

El segundo gran punto o la segunda línea de actuación que pensamos que vale la pena explorar, que vale la pena trabajar y en la que vale la pena invertir esfuerzo es en intentar que el conflicto lo resuelvan las partes involucradas, en este caso Armenia y Turquía. El Grupo Parlamentario Socialista reconoce que este es un tema sensible y que es un capítulo trágico y doloroso de la historia de Armenia, pero también sabemos que lo fundamental es el acercamiento entre ellos, el acercamiento entre los dos países; de hecho, el Gobierno socialista apoyó decididamente este acercamiento, que comenzó con la firma en octubre de 2009 de los protocolos de Zurich. Consideramos, por tanto, que corresponde a ambos países fijar cómo gestionar ese desencuentro, ese conflicto, para poner fin a los episodios que pertenecen a su historia y hacerlo de la manera que estimen más oportuna. Esa es la única fórmula desde nuestro punto de vista para el avance real en la resolución de este conflicto de hace ya un siglo. De hecho, podríamos encontrarnos paradójicamente con que la aprobación por esta Cámara de esta proposición no de ley podría tener el efecto contrario del que los proponentes —no me cabe ninguna duda— pretenden. No ayudaría a disminuir la tensión, ni a llegar a un entendimiento entre Turquía y Armenia, ni a resolver los conflictos de la zona, ni contribuiría a los esfuerzos que están realizando todos los países, los organismos y la comunidad internacional, empeñados como están en la resolución de los mismos.

En definitiva desde el Grupo Parlamentario Socialista creemos que nuestras prioridades deberían ser las dos que he anunciado, una, que Armenia consiga ser un estado democrático consolidado, fuerte institucionalmente, fuerte económicamente, y fuerte socialmente, y dos, que el diálogo y los acuerdos entre Armenia y Turquía sean posibles, puesto que solo así habrá una resolución del conflicto de verdad, con una pacificación, normalización y una estabilidad de la región en el tiempo. Un conflicto entre dos —tenemos convencimiento—, solo lo pueden resolver y principalmente lo tienen que hacer las dos partes implicadas. terceros podemos facilitar, podemos acompañar, podemos intentar propiciar ese acuerdo, pero acuerdo todo va a ser muy complicado.
Comisión de Asuntos Exteriores. 23 de mayo de 2012