Estamos ante uno de los problemas más complejos que tenemos en el escenario internacional. Cualquier tentación de simplificar nos llevará a soluciones parciales, que no resolverán el problema de raíz sino que -como máximo- darán al mismo una salida provisional. Con todo, hay en la comunidad internacional una voluntad inequívoca de resolver el conflicto a través de una fórmula que permita desactivarlo de forma definitiva.
Kosovo está bajo el control de Naciones Unidas (UNMIK) desde 1999 de acuerdo con la resolución 1244. La inversión de la comunidad internacional realizada desde entonces en el territorio supera los 1.6 billones de euros. La vía institucional utilizada por la UE para realizar estas inversiones ha sido la Agencia Europea para la Reconstrucción (EAR).
Desde un punto de vista jurídico Kosovo sigue siendo parte de Serbia. Provincia vinculada a este territorio dentro de la antigua Yugoslavia, tiene para los serbios una especial significación histórica ya que los santuarios religiosos en torno a los que se perfiló en la Edad Media su identidad nacional frente a los turcos se hayan dentro de sus fronteras. Desde la segunda mitad del siglo XIX formó parte del reino serbio, y fue durante el proceso de descomposición de la Yugoslavia post-Tito cuando las tensiones étnicas entre las comunidades albano-kosovar y serbia se activaron de forma violenta por culpa de la política de represión impulsada por el régimen de Milosevic.
El enviado especial de Naciones Unidas, Martti Ahtisaari, fue designado para que tuviera el papel de mediador entre las partes con el fin de encontrar una solución. El 26 de enero de 2007 Ahtisaari, dio a conocer los detalles de su propuesta para un estatus definitivo de la provincia, haciendo entrega del mismo al Grupo de Contacto compuesto por: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia. El 2 de febrero presentó la propuesta a las partes (Belgrado y Pristina) y después al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Este borrador de trabajo comenzará un largo camino de negociaciones por lo que es probable que sufra algunas modificaciones antes de ser adoptado de manera definitiva.
El informe, aunque no habla de independencia, establece un importante grado de autonomía, de hecho habla de “soberanía condicional y controlada”. A mi modo de ver en la redacción concreta de algunos puntos se reconoce implícitamente esta independencia.
Los puntos principales del documento de Ahtisaari establecen el despliegue indefinido de fuerzas internacionales que garanticen la seguridad en todo el territorio y el respeto al estado de derecho. Establece, pues, la tutela política de la Unión Europea, así como presencia militar (OTAN).
El informe parte del reconocimiento de Kosovo como una sociedad multiétnica en la que se deberán respetar por encima de cualquier cosa, los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los ciudadanos.
Ejemplos concretos en los que a mi modo de ver el informe da por supuesta la independencia, a corto o mediano plazo, son:
1. La posibilidad de aprobar una Constitución.
2. El establecimiento de mecanismos para garantizar que los que no sean albano-kosovares participen en las instituciones y en la vida pública en general
3. La previsión de la descentralización de Kosovo con especial atención a las demandas o necesidades de los kosovares serbios. En este sentido se prevé la creación de siete municipios serbios con amplia autonomía, fijando medidas para la protección del legado histórico y cultural serbio.
4. Un sistema judicial que además de garantizar la independencia e imparcialidad refleje el carácter multiétnico del territorio
5. La capacidad jurídica para que Kosovo firme acuerdos y pida el ingreso en organismos internacionales.
6. La formación de una fuerza de seguridad profesional de 2.500 hombres con armamento ligero que también deben ser reflejo de la diversidad social del territorio.
Hay, pues, un objetivo principal: establecer las bases para que todas las comunidades que viven en la zona puedan hacerlo dignamente. Hay algunos principios irrenunciables y que marcan las bases sobre las que habrá que construir el futuro: protección a las minorías, reconocimiento de un estado multiétnico y la constitución de un auténtico Estado de Derecho.
Paralelamente, es curioso que hable de la descentralización de Kosovo, con el objetivo de respetar a los kosovares-serbios de la zona y protegerlos. El mismo planteamiento podríamos dar a Kosovo integrándolo en Serbia, tal y como establece, por otro lado, la actual Constitución. Kosovo podría ser una autonomía, con altas cotas de autogobierno, con competencias propias y garantizando, claro está, un absoluto respeto para los albano-kosovares, integrándoles en las instituciones y en la vida pública en general.
Precisamente la proximidad práctica entre las soluciones propuestas por Ahtisaari y la nueva Constitución serbia demuestran que el conflicto está encrespado por el deseo albano-kosovar de independizarse de Serbia. Esta radicalidad no hay que descartarla como fuente posterior de nuevos conflictos ya que la solución aplicada para Kosovo podrían reivindicarla posteriormente los serbios instalados en territorio kosovar, máxime cuando viven concentrados mayoritariamente en algunos enclaves dentro de Kosovo. Por otro lado, no hay que olvidar tampoco que la zona balcánica más próxima puede verse trastornada por una especie de efecto multiplicador de inestabilidad tras la independencia de Kosovo. En este sentido, hay que recordar que la provincia serbia de la Voivodina –al norte de Belgrado y fronteriza con Hungría y Rumanía- aloja importantes comunidades étnicas diferenciadas de la serbia: húngaros, rumanos, alemanes, eslovacos y búlgaros. En parecida situación se encuentran las provincias rumanas de Transilvania (húngaros y alemanes) o el Banat (serbios, eslovacos, húngaros, búlgaros y macedonios).
Por su parte, la comunidad internacional mantiene posiciones enfrentadas sobre la solución definitiva al conflicto. EE. UU, Reino Unido, Suiza y Alemania se han pronunciado de una manera u otra a favor de la independencia. En cambio, Italia, Francia, Rumanía, España y muy especialmente Rusia (aquí podemos sumar al menos a Moldavia) están en contra del reconocimiento del estatus de independencia para Kosovo.
Sea cual sea el status jurídico que resulte finalmente de la solución elegida, lo cierto es que hará falta -tal como apunta Ahtisaari- que la comunidad internacional sea garante efectiva de la misma. Esto hará inevitable su presencia indefinida en la región, presencia que habrá de ser multilateral y dentro de unos cauces eficaces de coordinación y cooperación institucional entre NU, UE, OTAN, OSCE, Consejo de Europa, etc.
Como dato colateral -pero a mi entender no menor-, hay que tener en cuenta que Ahtissari ha sido Presidente de Finlandia. Su nacionalidad condiciona en gran medida la solución que puede aportar. No en balde, Finlandia vivió un proceso de independencia al término de la Primera Guerra Mundial que, si bien no es comparable al que analizamos, sin embargo, se llevó a cabo sobre la base de presupuestos semejantes (salida de una guerra, debilitamiento del gobierno central por una revolución, comunidad étnica y cultural claramente diferenciada de Rusia y que, además, alojaba minorías eslavas al este, laponas al norte y suecas al oeste). De ahí que a los ojos de Ahtisaari, la fórmula de la “independencia” de Kosovo es una salida inmediata al conflicto que no tiene las mismas dificultades que para otros analistas internacionales puede tener el empleo de esta solución.
En cualquier caso, lo que parece cada vez más evidente a la vista de cómo evolucionan los debates sobre Kosovo es que va consolidándose progresivamente un estado de opinión favorable a la independencia. No hace falta más que leer el último Informe del Parlamento Europeo, aún provisional, de 22 de enero de 2007. En él se plantea la imposibilidad de la reintegración de Kosovo en Serbia y el apoyo expreso a su independencia, que durante un período de tiempo deberá estar limitada por la presencia internacional. Con todo, las dificultades respecto de esta solución persisten, añadiendo a lo antes mencionado la que en mi opinión es, en realidad, el principal obstáculo a la independencia: la viabilidad a corto y medio plazo de un Kosovo independiente. No hay que olvidar que el territorio es víctima de la acción de mafias dedicadas al crimen organizado, tráfico de personas y drogas. La situación económica es muy negativa: una sociedad subsidiada, sin crecimiento y con una tasa de paro que supera el 30%. A estos datos hay que añadir otros: debilitamiento institucional, niveles de educación pésimos…
dimecres, de febrer 14, 2007
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1 comentari:
Os adjunto dos articulos para aportar mas perspectivas al debate:
El fracaso de Kosovo
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=63393
Kosova se independiza ¿Y los refugiados?
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=63634
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