dimecres, de gener 24, 2007

OBSERVACIÓN DE ELECCIONES EN BELGRADO (SERBIA)

Sobre el proceso electoral celebrado en Serbia el día 21 de enero, no hay mucho que objetar, ya que en general la comunidad internacional acordó hacer una valoración positiva sobre su desarrollo. Los observadores internacionales las valoramos como unas elecciones democráticas que cumplieron los estándares internacionales. Hay que añadir también que en Kosovo no se votó. De más de 8000 colegios electorales sólo funcionaron unos 250. Lo mismo pasó en el referéndum sobre la Constitución serbia celebrado los días 28 y 29 de octubre de 2006.

Durante la campaña electoral los partidos políticos serbios no se han centrado en el tema de Kosovo, aunque todos defienden que Kosovo es parte de Serbia y que debe continuar siéndolo en el futuro. Así se establece en la Constitución aprobada el otoño pasado, hablando explícitamente de un estatus de autonomía. Tan sólo el Partido Liberal Democrático explicitó durante la campaña que “no se puede perder algo que nunca se ha tenido” refiriéndose así al hecho de que a pesar de no defender la independencia de Kosovo piensan que es la vía más probable.

La pulsión social que se puede percibir en Serbia es que la gente parece resignada a aceptar lo que ya intuyen como inevitable, y es que Kosovo va acabar siendo independiente. Hay una voluntad inequívoca de evitar nuevos conflictos. Los serbios quieren por encima de todo mantener la estabilidad del país y mirar hacia delante, y si para ello tienen que perder parte del territorio actual parece que están dispuestos a aceptarlo. Otra cosa es lo que los partidos políticos y, especialmente, el nuevo gobierno que salga de los últimos comicios electorales, estén dispuestos a asumir una solución que supone en la práctica una nueva fractura de la soberanía territorial de Serbia.

Otra cuestión a tener en cuenta: las minorías en Kosovo. Hay un 90% de albaneses que quieren la independencia, pero hay un 7% de serbios y un 3% de otras minorías (rumanos, macedonios, búlgaros,…) que no la aceptan. Habrá que pensar como encajar su convivencia. Es más, la actitud de esta minoría hasta ahora ha sido la de permanecer fuera de las instituciones y de la vida política, manteniendo además un sistema propio de sanidad y educación.

Desde el punto de vista material hay que tener muy presente la importancia de la situación sobre el terreno. Salvaguardar un clima pacífico de convivencia dentro del territorio serbio, y muy especialmente, en el kosovar mediante el respeto a las minorías y la protección de los derechos fundamentales, etc. puede ayudar a evitar la escisión potencial que se vive. En cualquier caso, más allá de la propuesta concreta que nos marque el camino habrá que garantizar por encima de todo una buena transición, ya que de ello depende el éxito de la propuesta en sí y la viabilidad de la zona. Su futuro está inevitablemente asociado a la Unión Europea.