Esta semana hemos tenido en el pleno del Congreso de los diputados un nuevo debate en materia energética. Es sabido que el tema se ha situado como uno de los centros de mayor interés para la Unión Europea, especialmente después del Plan de Política Energética de la Comisión aprobado el 10 de enero de este año.
Habría, como ya he escrito en otros artículos de este blog, tres ejes fundamentales que marcan esta política energética de la UE: el aumento de la competitividad, en primer lugar, en segundo lugar, la sostenibilidad y, en tercer lugar, el asegurar el suministro de energía para todos los países. Para ello es fundamental que los Estados miembros apostemos por la disminución de la dependencia con respecto de otros países, generando más energía propia, a poder ser además apostando por las energías renovables, pero lo cierto es que esta dependencia es por el momento lo que marca la realidad actual y lo que nos obliga, en cierto modo, a tener buenas relaciones con países suministradores de regímenes turbios.
En este sentido, Rusia, es uno de los países clave para la UE. En la aproximación de la Unión han trabajado las instituciones comunitarias.
Sin ir más lejos, El Parlamento Europeo aprobó una recomendación al Consejo el 26 de febrero de 2007 y la COSAC aprobó una resolución el 15 de mayo también de este año en las que se ponía énfasis en la necesidad de tener una buena relación con la región del Cáucaso, ya no sólo por cuestiones de necesidad de energía, sino por Política de vecindad: una de las políticas vertebradoras de la UE. Recordemos, que además de los países del este de Europa y Cáucaso meridional, la política de vecindad se focaliza en el área Mediterránea.
Pero también se han trabajado las relaciones bilaterales de Estados como Alemania o como Francia, que han estrechado sus relaciones con Rusia, conscientes de la importancia estratégica que ello conlleva.
Nosotros, desde España, reclamamos compromiso de los países del norte y del centro de Europa con la ribera sur del Mediterráneo, porque pensamos que la vecindad es de Europa entera con el resto, así pues, es importante que España, a su vez, deje claro con gestos concretos que para nosotros también es importante la política de vecindad con los países que nos quedan geográficamente lejos: porque nuestro compromiso debe ir más allá de la cercanía física. Si queremos exigir responsabilidad de todos los países de la Unión con el sur nos hace falta credibilidad, credibilidad que la ganamos estrechando también las relaciones con países que no son frontera directa con nosotros.
Con el objetivo de proteger y garantizar los intereses de nuestro país allí y además dando cumplimiento a esta política de vecindad diseñada por la Unión Europea, España ha estrechado durante toda esta legislatura sus vínculos con Rusia. Las relaciones bilaterales se han producido en sus distintas dimensiones: la dimensión política, con visitas de los Presidentes Rodríguez Zapatero y Putin a los respectivos países (la última se producirá por parte de nuestro Presidente del Gobierno el 28 de este mes) y reuniones de los Ministros de Exteriores; en la dimensión técnica, habiéndose producido consultas a nivel de Directores Generales de Exteriores sobre Oriente Medio, América Latina, OSCE o Naciones Unidas; a nivel parlamentario; en el ámbito militar, donde los Jefes de estado Mayor han intercambiado visitas; en la cooperación de la lucha antiterrorista, creándose un Grupo interministerial de lucha antiterrorista que a partir de 2005 se viene reuniendo con carácter anual en Madrid o Moscú; y en el plano económico, con comercio bilateral, turismo y especial atención a las empresas españolas que son cada vez más activas en Rusia.
Asimismo, nuestra presidencia de la OSCE este año es una oportunidad que España está aprovechando para impulsar el diálogo y la cooperación con Rusia, en la medida en que este país es una de las piezas clave de esta organización.
Habría, como ya he escrito en otros artículos de este blog, tres ejes fundamentales que marcan esta política energética de la UE: el aumento de la competitividad, en primer lugar, en segundo lugar, la sostenibilidad y, en tercer lugar, el asegurar el suministro de energía para todos los países. Para ello es fundamental que los Estados miembros apostemos por la disminución de la dependencia con respecto de otros países, generando más energía propia, a poder ser además apostando por las energías renovables, pero lo cierto es que esta dependencia es por el momento lo que marca la realidad actual y lo que nos obliga, en cierto modo, a tener buenas relaciones con países suministradores de regímenes turbios.
En este sentido, Rusia, es uno de los países clave para la UE. En la aproximación de la Unión han trabajado las instituciones comunitarias.
Sin ir más lejos, El Parlamento Europeo aprobó una recomendación al Consejo el 26 de febrero de 2007 y la COSAC aprobó una resolución el 15 de mayo también de este año en las que se ponía énfasis en la necesidad de tener una buena relación con la región del Cáucaso, ya no sólo por cuestiones de necesidad de energía, sino por Política de vecindad: una de las políticas vertebradoras de la UE. Recordemos, que además de los países del este de Europa y Cáucaso meridional, la política de vecindad se focaliza en el área Mediterránea.
Pero también se han trabajado las relaciones bilaterales de Estados como Alemania o como Francia, que han estrechado sus relaciones con Rusia, conscientes de la importancia estratégica que ello conlleva.
Nosotros, desde España, reclamamos compromiso de los países del norte y del centro de Europa con la ribera sur del Mediterráneo, porque pensamos que la vecindad es de Europa entera con el resto, así pues, es importante que España, a su vez, deje claro con gestos concretos que para nosotros también es importante la política de vecindad con los países que nos quedan geográficamente lejos: porque nuestro compromiso debe ir más allá de la cercanía física. Si queremos exigir responsabilidad de todos los países de la Unión con el sur nos hace falta credibilidad, credibilidad que la ganamos estrechando también las relaciones con países que no son frontera directa con nosotros.
Con el objetivo de proteger y garantizar los intereses de nuestro país allí y además dando cumplimiento a esta política de vecindad diseñada por la Unión Europea, España ha estrechado durante toda esta legislatura sus vínculos con Rusia. Las relaciones bilaterales se han producido en sus distintas dimensiones: la dimensión política, con visitas de los Presidentes Rodríguez Zapatero y Putin a los respectivos países (la última se producirá por parte de nuestro Presidente del Gobierno el 28 de este mes) y reuniones de los Ministros de Exteriores; en la dimensión técnica, habiéndose producido consultas a nivel de Directores Generales de Exteriores sobre Oriente Medio, América Latina, OSCE o Naciones Unidas; a nivel parlamentario; en el ámbito militar, donde los Jefes de estado Mayor han intercambiado visitas; en la cooperación de la lucha antiterrorista, creándose un Grupo interministerial de lucha antiterrorista que a partir de 2005 se viene reuniendo con carácter anual en Madrid o Moscú; y en el plano económico, con comercio bilateral, turismo y especial atención a las empresas españolas que son cada vez más activas en Rusia.
Asimismo, nuestra presidencia de la OSCE este año es una oportunidad que España está aprovechando para impulsar el diálogo y la cooperación con Rusia, en la medida en que este país es una de las piezas clave de esta organización.
1 comentari:
Aquí mis impresiones:
http://estrelladecombate.blogspot.com/
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